Desierto espiritual-como por y para que llegaste ahí ? 1 parte

Hay etapas en las que sentimos a Dios tan cerca, que nuestro corazón rebosa de alegría y gratitud.

Pero también hay momentos cuando Dios parece tan distante y nos sentimos tan solos, que el alma no parece dar frutos.

La vida en la fe se describe, en general, como un peregrinaje en el desierto hacia la ciudad celestial; sin embargo, durante la misma también enfrentamos otros desiertos.

Hay momentos oscuros en nuestra vida que podemos catalogar como desiertos espirituales.

Aunque estemos usando el término desierto con él significado moderno y no bíblico en este caso, hacemos referencia a lugares áridos caracterizados por la ausencia de vida.

No son lugares apreciables a la vista, en comparación con otros ecosistemas con paisajes llamativos.

La imagen bíblica de los desiertos es distinta, pero tienen en común que se le presenta como un lugar de soledad.

Por ejemplo, en el desierto Jesús pasó hambre y sufrió los ataques de Satanás.

Sin embargo, se deja ver, por la manera en la que el relato está estructurado, que era necesario para Jesús estar allí, antes de comenzar Su ministerio público.

Lo mismo sucede con los desiertos espirituales que vivimos nosotros.

Muchas veces Dios nos permite atravesar tiempos difíciles, donde nos da herramientas útiles para la vida cristiana.

En la Biblia encontramos que los desiertos son de gran provecho para el crecimiento espiritual, además de proveernos valiosas lecciones para la vida.

Por esta razón, en esta serie mencionaré de siete, solo seis verdades que debemos considerar cuando Dios nos permite atravesar por un desierto espiritual.

La séptima razon es demasiado compleja y no están preparados para esa conversación.

 

1) El desierto es enviado por Dios

Siempre creemos que el diablo nos llevó o nosotros llegamos sin darnos cuenta.

Pero la verdad es que Dios es que te lleva al desierto.

Y no siempre es porque hemos pecado.

Una de las razones por la que, cuando atravesamos un desierto, automáticamente pensamos que estamos pagando por algún pecado es porque nuestra mente funciona bajo la naturaleza caída.

Es cierto que, a veces, lo que nos sucede es el resultado de malas decisiones o la consecuencia de algún pecado. Pero, por encima de todo, está la obra soberana de Dios y en ese sentido los desiertos llegan por Su voluntad (cp. Job 2:10).

Gis pero y entonces qué hacemos en el desierto?

Si estás ahí porqué Dios te lleva, necesitas aprender sobre algo.

Si el desierto que atravesamos es la consecuencia de algún pecado, entonces atravesarlo es una oportunidad para arrepentirnos. 


Y en ambos casos el tiempo que pasemos en el desierto depende de que tan rápido APRENDAMOS o nos ARREPINTAMOS.

Seguirás de bruto o de orgulloso? Ninguna de las dos te conviene.

Aprende arrepiéntete y sal del desierto de la mano de DIOS.

 

-Tu amiga que no te miente 

 

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